Las Melodías Perdidas de Melkor

  1. Los Manuscritos Perdidos de Fëanor.

    Tanto el Ainulindalë como el Valaquenta, recogidos en El Silmarillion, explican la Creación del Mundo y por consiguiente la magia y los Reinos de Poder; pero sólo a grandes rasgos. Gracias a los Manuscritos Perdidos de Fëanor podremos profundizar más en los entresijos de la Creación y por consiguiente de los Reinos de Poder, para explicar posteriormente las profesiones de la magia y en última estancia los sortilegios.

    Empero, ha de avisarse que dichos documentos han generado profusa controversia, inquietud y provocación por entre cuantos sabios de Arda han oído hablar de ellos. Y decimos oído pues únicamente la sociedad secreta conocida como Priorato de Loë ha tenido acceso físico a ellos, y por consiguiente los ha manipulado, transcrito, conservado y sobretodo, protegido; dado su valor histórico y revelador.

    Las Melodías Perdidas de Melkor.

    Sin embargo, el secreto está más allá de los controvertidos Manuscritos de Fëanor. Pues poco o nada se sabe de las Melodías Perdidas de Melkor salvo por algunos legajos extraídos del Legado del Maestro Herrero. Pues el Legado de Melkor fue perseguido y prohibido con mucha más furia y virulencia si cabe que el de Fëanor. Siempre y como venimos diciendo, según defiende la sociedad secreta que custodia dicho Legado perdido: el Priorato de Loë. Dichos legajos, son una inquietante interpretación de Fëanor a modo de bitácora de lo que Morgoth le contara en el famoso aunque no reconocido encuentro que tuvieron. Más otras y variopintas fuentes; a parte de sus propias conjeturas y versión de la Historia de los noldor. Y como ha sido transcrito varias veces por el propio Priorato de Loë, tampoco es fácil precisar qué es de puño y letra de Fëanor, y qué, interpretado por los escribanos y Maestres del Priorato. En cualquier caso, la polémica está servida...

    El Equilibrio de la Creación.

    La Primigenia forma que adoptó Vairë

    Parece que el Equilibrio del Mundo, creado a partir de la Música de los Ainur, y cuyo Maestro de orquesta fue Eru, fue concebido para sostenerse sobre Quince Pilares Básicos (los Ainur). Evidentemente, estos Pilares son representados así por las mitologías locales de los Pueblos Libres, y realmente podrían ser puntos masivos de energía que equilibran el Cosmos.

    Cada uno de esos Quince Pilares Básicos estaba protegido, en los albores del Tiempo, por un respectivo vala. Pues Ilúvatar creó a los valar y a los maiar de su Música precisamente para eso: para equilibrar el Cosmos y para que le ayudaran en sus labores de Creación y Orden.
    Dicha Música, otros la han llamado Poder o Magia. Los Eldar, que fueron los primeros en poner nombre a todo, siempre la denominaron Música. Fueron posteriormente los naugrim, los que la denominaron Poder, y los Hombres Magia. Es el sustrato primigenio del que fluyeron los valar y todo lo demás. Energía en su estado más puro.

    Los valar empezaron a interpretar individualmente esa Música que Eru les mostrara. Cada uno recreándola con su propio toque personal. Hubo dos valar a los que inspiró sobremanera, y que la continuaron y nutrieron: Nàmo y Nienna, sin intentar interpretarla o modificarla. Fue el primer Reino de Poder, y daría esperanza pero también dolor. El equilibrio estaba creado y Eru se regocijó de que hubieran entendido tan bien su idea. La Música fluía por primera vez, en este caso en la forma que los Eldar denominaron AINURNAWNATH o AINURNATH.

    Las Melodías de Vairë y Varda: el desarrollo Tiempo y la creación de la Materia.

    Pronto, cada valar empezó a desarrollar sus propias melodías, muchas veces en conjunto, como una afinada orquesta y otras en solitario. Vairë desarrolló el TOBANATH a partir del AINURNATH de Eru. De una manera brillante e inspiradora- Demasiado brillante - Reflexionó Eru. Así, la obra de Vairë envolvió toda la Creación como un manto sólido pero leve, inquebrantable pero imperceptible; y ya ninguna Creación, que no fuera del propio Eru, podría escapar a ello. Tal fue el talento de Vairë. Y mientras toda la atención de los valar estaba en Manwë y Varda, los valar más poderosos y agraciados, Melkor, que era sin duda el más agraciado, tomó nota de todos, sobretodo de Vairë.

    Pues la obra de Vairë, continuación de una idea de Eru, marcaría un antes y un después en la Creación: la consolidación del Espacio-Tiempo (con el permiso de la también todopoderosa Varda).

    Incluso al propio Ilúvatar le inspiró la melodía de Vairë para crear unas criaturas a las que sí afectaría dicho Tiempo, y que fuera parte de la esencia de su sustrato, pues ya tenía en mente a los Eldar, pero aún no a los Hombres (así que, Ilúvatar, influido por la obra de Vairë pudo concebir la Mortalidad y a los Hombres como paradigma de tan interesante idea).

    Varda también fue de las más brillantes, desarrollando un Gran Tamiz por el que filtrar la Energía (Música) de Eru, y de esta manera concentrarla en mayor o menor medida. Con el Tiempo se conocería como Materia el resultado de dicha Creación, y más adelante aún ese Gran Tamiz se denominaría Campo de Higgs.
    Trabajó junto con Vairë. Y de Varda surgieron las estrellas y por consiguiente la luz. Como hemos dicho también fue obra de Varda la transformación de esa Energía en Materia. Una brillantez que también sentó las bases para que los valar desarrollaran todo lo demás. Es decir, que fue a raíz de la Música de Varda y Vairë que el resto de valar pudieron empezar a hacer sus tareas.

    Así que ya ven, pese a la visión levemente machista de 'El Silmarillion', hubo tres mujeres, perdón, valier... entre los cuatro principales valar en el momento de la Creación. Y Vairë y Varda encabezaron las Melodías sobre las que las restantes sentaron sus bases. Lo más fundamental más allá de Eru. Mientras, Melkor observaba mientras sus hermanos creaban. Y al final logró comprender y manipular TODAS sus Melodías. Pero ya tocará hablar del alumno más aventajado de todos... muasjuasjuas.

    El Equilibrio de los valar: los Reinos de Poder.

    Eru sentó las bases. El Ainurnath lo equilibraba TODO. Pero la irrupción del Tobanath desequilibró momentáneamente la Creación. Ilúvatar habló entonces con Irmo, pues estaba trabajando en una idea también brillante; la única, y de momento, capaz de equilibrar el Tiempo. Así que le guió y animó:

    Los Eldar acabaron llamándolo RENNENNATH.

    Aún así, Eru no estaba tranquilo. Presentía dos Irrupciones más que perturbaban su ubicua visión. Una de ellas estaba clara: los Sueños de Irmo y Melkor no serían suficientes para equilibrar el Tiempo y la Materia de sus Hermanas: haría falta algo más. Así que habló con su hijo más aventajado y obediente: Manwë.

    Y Eru se sintió complacido. Manwë amaba a sus hermanos. Y se desvivía por el bien de Eä. No era demasiado creativo, como otros de sus hermanos, pero sí terriblemente resolutivo y eficiente. Así que de nuevo, Ilúvatar se regocijó.

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